Empezamos a escuchar este concepto cada vez más, por todos lados. Está en boca de todo el mundo y siempre lo vimos de la misma manera:
“Tengo poca batería social”.
La batería social hace referencia a esa energía disponible que tenemos para vincularnos. Lo que nos llama la atención es esa percepción de que es POCA.
¿Qué está pasando? ¿Por qué ahora? ¿Es generalizado? ¿Es sano? ¿A qué se debe que sea poca?
En paralelo, se está profundizando cada vez más sobre algunos conceptos que, si bien no son nuevos, hoy tienen otro lugar de importancia.
Uno de ellos es la neurodivergencia. Son aquellas personas que no responden a lo que se considera “normal”.
El problema es que ese “normal” era un problema, porque dejaba afuera a muchas personas y las etiquetaba como anormales.
Se está trabajando sobre las neurodivergencias con otro enfoque, con la idea de introducirlas en ese concepto de “normal”. Por suerte.
Dentro de esas neurodivergencias está el trastorno del espectro autista. Otro mundo que se está profundizando cada vez más.
¿Y qué tiene que ver con la batería social?
Porque la parte social, la de vincularse, para estas personas suele ser mucho más cansadora que para el resto.
Hay un nuevo registro sobre esa cantidad de energía disponible para vincularse que permite preservarse. Cuidarse. Es agotador para muchas de estas personas.
También para personas que no se consideran neurodivergentes la vida social suele ser un tema importante.
Me acordé de que yo (Luchi), toda la vida, medio en broma y con gran parte de verdad, les decía a mis amigas: “Me voy del grupo (de WhatsApp), estoy agotada” o “No voy a salir este finde, necesito descansar”.
Siempre se me tituló de aburrida o poco sociable, pero en verdad lo que tenía era poca batería social. Al no existir un concepto, yo simplemente quedaba como la mala onda. Hasta el día de hoy me pasa que mi pareja tiene ganas de estar todo el día con gente y yo no, amo mi soledad y mi espacio. Hoy diría que tenemos baterías sociales diferentes.
La pandemia hizo lo suyo en la vida social de las personas. Nos afectó, nos cambió. Vivimos la soledad, el silencio y cuando tuvimos que volver a la normalidad, todo se sentía distinto.
Home office, vida virtual, lo que hacía que al momento de vernos nuevamente cara a cara, todo se sintiera distinto.
Pero hay algo más. Yo aprendí (soy Nacho) que cuando le está pasando exactamente lo mismo a muchas personas, puede tener que ver con algo más grande.
Para mí, está completamente relacionado con el uso de redes sociales. Y no es por el uso en sí mismo, sino por las consecuencias que tiene ese uso.
Las redes sociales son adictivas, y como toda adicción impacta en otros ámbitos de la vida, no solo en el momento de estar consumiendo. Somos personas adictas a algo que todavía no sabemos bien en qué nos afecta.
Es como la resaca de lxs borrachos: aparece cuando no se está consumiendo. La “resaca” o “post” que tiene el consumo de redes sociales tiene relación directa con la vida social.
Encontramos a personas agotadas mentalmente, cansadas. Hay un cerebro y una mente cansada. Esto se debe a que mucho del tiempo libre lo dedicamos al celular. Es un cerebro que en sus momentos de “ocio” consume información.
Tiene que procesar, y procesar, y procesar. No tiene paz. ¿Cuándo hacemos NADA? ¿Cuándo el cerebro no tiene estímulo en el día a día? Ni siquiera en el dormir, porque otra consecuencia de ese “post” es el dormir. Estamos normalizando dormir mal, pilar fundamental de la salud.
Vincularse requiere de energía, y esa energía no la tenemos, no tenemos batería. Y mucha menos batería social. Porque vincularse implica esfuerzo: escuchar, hablar, prestar atención. Y mientras lo hacemos, agarramos el celu.
¿Y realmente NECESITAMOS vincularnos? ¿Es importante cuidar eso?
Peor nos sentimos, más nos aislamos. Los casos más complejos, que los vemos en las series (de casos reales), en las personas que entran a un colegio a matar a otras personas, comparten la característica de la soledad.
Y no queremos decir que si no nos vinculamos nos vamos a convertir en eso, ni cerca. Queremos mostrar que la vida social es uno de los pilares fundamentales de la salud mental.
La calidad de vida se relaciona directamente con la calidad de nuestros vínculos.
Si no pertenecemos al mundo de las neurodivergencias y siento que cada vez me cuesta más relacionarme con las personas que siempre me hicieron bien, sugerimos revisar el consumo de redes sociales y del celular. Revisarlo, reducirlo y ver qué pasa.
Es muy importante registrar cuándo estamos cansados, qué nos está pasando y qué hacer al respecto.
A todxs nos puede pasar que, por momentos, no tengamos mucha batería social. Pero si es constante, sostenido y nos preocupa, es momento de tomarnos en serio el tema redes sociales.
Ya dimos el primer paso, no conocemos a NADIE que no nos diga que las redes son malas. Pero no vemos a mucha persona haciendo algo al respecto. Es una adicción, es un problema y requiere resolverlo.
Quitar la vida social de nuestras vidas tiene impactos mucho más grandes en nuestra calidad de vida de lo que dimensionamos.
Muy bueno y es clave tener el concepto claro en la pareja para entender que no es malo ni bueno sino que distintas baterías sociales!